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Catarata: tratamiento
El único tratamiento de la catarata es el quirúrgico.
El momento de la intervención depende del grado de desarrollo de la catarata, de la agudeza visual que alcanza y de las necesidades visuales de la persona. Por ejemplo, un piloto de avión deberá operarse una catarata sólo con que le quite un 20 % de la visión, mientras que una persona anciana con vida sedentaria puede esperar a que se le desarrolle más. Aún así, hoy en día se considera más apropiado realizar la intervención de la catarata cuando se encuentra en un estadío medio de desarrollo, pues si se espera a que esté muy madura se corre el riesgo de que aparezcan complicaciones que en algunos casos pueden llegar a ser muy graves para la visión. Con las técnicas quirúrgicas más modernas, además, es preferible que el cristalino no se haya endurecido demasiado, con lo que la intervención será probablemente más rápida y exitosa.
Los resultados que se obtienen con la intervención de la catarata podemos calificarlos de excelentes siempre que no exista otra patología ocular asociada que reste visión. Esto es posible gracias a los avances en las técnicas generales de la cirugía y en concreto a varios descubrimientos fundamentales para la cirugía ocular, como son el uso del microscopio quirúrgico, la implantación de las lentes intraoculares y la puesta en marcha de la cirugía de la catarata de pequeña incisión (facoemulsificación y facofragmentación).
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